11 noviembre, 2011

Piloto de Aichi D3A, Shinsaku Yamakawa: Ataque al petrolero USS Pecos (Mar de Java, 1942)

por  FIREBRAND


Sin duda, todos los que jugamos al Wings of  War nos hemos detenido más o menos tiempo, ante la pequeña foto del piloto o tripulantes que aparecen en las cartas que ilustran los aviones con los que recreamos aquellos dramáticos hechos de guerra, preguntándonos quiénes fueron, cómo fue su historia en aquellos terribles años... Eso me sucedió a mí cuando encargué la miniatura del Aichi D3A de Shinsaku Yamakawa.
El caso es que, como en bastantes otros casos, no fue fácil encontrar información, pero encontré una pequeña joya que he querido compartir con vosotros. Su relato autobiográfico de uno de sus más meritorios ataques con su fiel bombardero en picado:

Un día, uno de los de transmisiones nos dijo: “Hemos localizado el transporte enemigo”. Ese día, nuestro acorazado quiso abrir fuego contra él, por lo que los aviadores no necesitamos despegar. Observamos, desde la cubierta de vuelo, los disparos de nuestros cañones. En cuanto el transporte apareció por el horizonte, la artillería de 14 pulgadas (355,4 mm) abrió fuego contra él. Al poco tiempo pudimos ver grandes columnas de agua alzarse a su alrededor. Las torres principales disparaban con facilidad una tras otra, como en unas maniobras navales. Las columnas de agua parecían rociadas de spray, convergiendo con precisión a un mismo punto. Estábamos impresionados por esto y lo único que podíamos hacer era admirar la pericia de nuestro director de fuego. En un parpadeo, el transporte desapareció completamente bajo el horizonte, como por arte de magia. Mientras, el avión de patrulla nos comunicó que habían encontrado un buque americano de cometido especial. Pues bien, era el turno de nuestra escuadrilla.


El portaaviones de la Marina Imperial Japonesa, Kaga, del que despegaron los atacantes del USS Pecos.

Dos compañías de bombarderos en picado del Kaga llevarían a cabo la misión de acuerdo con el orden previsto de salidas. El comandante de estos nueve aviones era el teniente Watanabe, cuyo avión era pilotado por el Sargento Jefe de Vuelo Hiwatari. Nuestra tercera compañía no necesitó tomar parte en la acción. Sin embargo un miembro de la segunda compañía se hallaba enfermo y mi comandante me propuso para sustituirle. Mi navegante era Nakata, como de costumbre. Pusimos rumbo hacia el petrolero Pecos de la Flota Asiática de los EEUU.


El petrolero USS Pecos, de la Flota Asiática de los EEUU.

Al poco de despegar, ya lo teníamos a la vista. La altitud de nuestras formaciones era de unos 5000m. Aunque había algunas nubes dispersas, hacía un tiempo perfecto para un bombardeo. Rompimos la formación para efectuar el ataque. La antiaérea enemiga disparaba con fiereza, pero eso no nos asustaba. Para empezar, picó el avión del comandante, después un segundo y tras él, un tercero. Mi Aichi debía lanzar en último lugar, puesto que yo era un “actor invitado” en esta representación. Ibamos a observar su bombardeo, puesto que yo daba por hecho que el buque resultaría hundido fácilmente antes de que tuviésemos ocasión de atacarlo. Así observé que el primer y segundo aviones picaban más y más bajo. El buque enemigo avanzaba en línea recta. Todos los aviones salvo el nuestro habían efectuado un agudo picado hacia el petrolero. Los cañones “pom-pom” del buque enemigo nos disparaban enérgicamente. Poco después, el primer avión lanzó una bomba y se recuperó del picado. El Pecos viró bruscamente a estribor, dibujando una larga estela blanca sobre las olas. Cuando la estela trazó un arco blanco, una gran columna de agua brotó frente a su costado de babor. Entonces atacó el segundo avión. El barco aún estaba virando a estribor, y parecía hacerlo de forma desesperada.


Los “Val” se precipitan en picado contra el USS Pecos.

El segundo atacante erró a su vez, levantando una enorme columna de agua a babor de la proa. La estela trazó una curva hasta los 45º  cuando el tercer avión bombardeó. El viraje del petrolero estaba siendo muy cerrado y su bomba tampoco consiguió alcanzarlo, estallando también frente al costado de babor proel. Si su viraje hubiese sido más lento o si el avión hubiese previsto lo bastante su giro, lo hubiésemos cazado, pero a bordo había gente haciendo muy bien su trabajo. Su capitán debía ser lo bastante hábil para esquivar nuestras bombas. Cuando los aviones cuarto y quinto lanzaron sus bombas, aún proseguía virando todo a estribor y había virado más de 90 grados. Ambas bombas estallaron a unos 10 metros del costado proel de babor, para nuestra consternación, levantando simplemente columnas de agua. Era para quitarse el sombrero ante el buque enemigo por su destreza. En nuestro bando, los aviones sexto y séptimo se lanzaron en picados sucesivos para efectuar sus respectivos bombardeos contra él. Normalmente las bombas se lanzan a unos 450m. Nunca habíamos fallado un blanco similar. Aún estaba observando su bombardeo, preguntándome por qué. Me fijaba su estela y los puntos en que nuestras bombas habían impactado, pensando que esta vez de todos modos sí le alcanzarían, pero las ondas de los nuevos impactos volvieron a seguir en paralelo a su estela; las bombas de los aviones seis, siete y ocho fallaron completamente.


Un petrolero estadounidense de la 2ªGM, virando cerrado a estribor.

Al final, nos tocó a nosotros. Nos dieron la oportunidad de atacarlo. Cuando situé la mira ante mí grité un juramento; había estado admirando la brillante maniobra del buque mientras me despreocupaba un tanto de mi propio avión, pero ahora veía que una fuga de aceite había manchado el parabrisas, por lo que era bastante difícil apuntar decentemente. Como sólo teníamos una bomba, era de vital importancia acertar, pues era lo último con lo que nuestro grupo podía atacar. Entramos en el picado y la altitud comenzó a caer, 4000m., 3000m., 2000m... Los cañones enemigos nos disparaban furiosos. Aunque lo había hecho genial para esquivar ocho bombas, percibí una cierta lentitud en su maniobra evasiva en aquel momento. Entonces lancé la bomba casi a ciegas. Tiré con fuerza de la palanca para salir del picado alabeando un poco al mismo tiempo. En casco entero pareció saltar un poco mientras lo miraba, estallando una llamarada y humo negro en su centro, cerca de su cañón antiaéreo. “¡Le he dado!” Me sentía indudablemente más eufórico que nunca. “¡Bien, al dar la vuelta, usaré las ametralladoras contra ellos!”.


La última bomba disponible, alcanza de lleno al petrolero.

Traté de virar mi avión hacia la izquierda. Tal vez por tirar de la palanca demasiado rápido, perdí la visión unos instantes, recuperándola enseguida. Noté un fuerte golpe cuando tenía el avión inclinado 90 grados. Vi un enorme agujero en el capó del motor, justo delante de mí. Mientras tomaba consciencia de que habíamos sido alcanzados, dirigí la mirada al malherido petrolero y vi que los “pom-pom” de popa seguían disparando enérgicamente y con muy buena puntería. Había tirado con fuerza de la palanca tras el fuerte picado, perdiendo velocidad, aún más al efectuar un viraje, por lo que en aquel instante debía dar la impresión de estar casi parado en el cielo. Entones, nos alcanzaron.

Estaba estrictamente prohibido ametrallar un buque tras un ataque en picado de este tipo. Fui alcanzado por saltarme esa norma. Sin embargo, pensé con admiración en los servidores del cañón antiaéreo, respondiendo con insistencia a nuestro ataque desde el buque que se hundía. Lo tuve en mente por instante. Estaba cayendo mientras mi avión iba de un lado a otro. Las ametralladoras enemigas continuaban disparándome con precisión. Veía las trazadoras rojas como meteoros lanzados hacia mí. No perdí la cabeza en ningún sentido. Mientras, puede que por unos pocos segundos, rememoré todas las escenas de mi vida en rápida sucesión. Al momento siguiente pensé que era un buen trato hundir un buque por un avión. “Nunca me lamentaré”. La superficie del mar se me acercaba. Veía con nitidez el azul del agua. “Ni yo ni el buque enemigo seguiremos en este mundo”. La verdad es que no me preocupaban las ideas de cielo o infierno, ni siquiera vivir o morir. Simplemente pensé en pasar de la existencia a la no existencia. “Puede llegar un cambio sencillo y también muy natural”. No pude pensar en nada más que pudiese suceder.


El “Val” de Yamakawa, hecho un colador.

El avión estaba ya a unos 50 metros de las olas. Sin embargo, sucedió algo extraño. Las ametralladoras enemigas detuvieron su fuego. Seguramente me daban por derribado. Empujaba la palanca a la derecha tan rápido como podía mientras el flujo de aire de la hélice levantaba una estela sobre la superficie del mar. En un instante, mi querido avión recuperó penosamente el vuelo nivelado. “¡Lo hemos conseguido!”. Pudieron pensar que ya nos habían derribado, pero detuvieron su fuego justo un segundo antes de lo preciso. Sin embargo, sobrevivimos justo gracias a eso. Era incapaz de ver a través del parabrisas por la cantidad de aceite negro esparcido sobre él. Una bala parecía haber perforado un conducto de aceite. Mi Aichi D3A daba tremendas sacudidas. Miré hacia atrás, al Pecos, que escoraba rápidamente. Mi bomba de 250 kilos lo había sentenciado. Durante este tiempo, no había tenido ocasión de comunicarme con Nakata, sentado detrás de mí. Tras todo este lío, le dije “Bueno, le dimos de lleno. ¿Estás bien?”. ”Estoy bien”, respondió. Por puro milagro, ni él ni yo teníamos ni un rasguño. Pero mi adorado avión tenía grandes agujeros en la raíz alar y por detrás del asiento trasero.


Los compañeros de Yamakawa se acercan a su avión, preocupados.

Nuestra formación se acercó a nosotros. Todos nos miraban angustiados. El comandante me hizo señas con las manos: “¿Estáis bien?”. Era un poco precipitado tratar de amerizar allí, pues el motor aún funcionaba, aunque perdiendo algo de aceite. Iba a esforzarme para tratar de llegar tan lejos como éste aguantara. El avión del teniente Watanabe y los demás, se acercaron al nuestro, como si cuidaran de nosotros. Aprecié de corazón su inquietud por nosotros. Dije “Lo siento, Katsu”. “No importa”,  me contestó. “Nos echarán una bronca monumental si conseguimos regresar”. Ya estábamos conversando jocosamente a bordo del avión. Éste se sacudía tan violentamente, que parecía que el motor podría desprenderse del fuselaje y el avión en sí podría también romperse en un montón de pedazos. “¿Hay tiburones por estas aguas, verdad?” Me preguntó Nakata, con preocupación, desde el asiento trasero. “Bueno, hace bastante calor aquí. Podríamos nadar un poco”. Por fin, regresamos junto a nuestro portaaviones, mientras íbamos diciéndonos diversas tonterías. Pensé que podríamos amerizar con bastante seguridad por allí, pero el
“Regalo de todas las escolares japonesas a la nación” aún mantenía en marcha su motor admirablemente. Al final, teníamos una oportunidad de aterrizar. Los demás aviones, con combustible suficiente, nos dejaron aterrizar en primer lugar. En la trayectoria de aterrizaje, era totalmente incapaz de ver la cubierta de vuelo, por culpa del parabrisas embadurnado de aceite requemado. Asomé la cabeza a un lado de la carlinga, pero pronto mis gafas de vuelo se pringaron también. Escurriendo el aceite con mis guantes, conseguí aterrizar en cubierta sin ningún problema.


El maltrecho Aichi D3A de Yamakawa consiguió regresar a bordo.

Ambos experimentamos una intensa sensación de relajación, durante unos instantes. Tan pronto como todos los aviones aterrizaron, se celebró una reunión post-vuelo. El jefe de vuelo nos llamó urgentemente. Aunque esperábamos un grueso sermón por su parte, simplemente nos regañó con estas breves palabras: “¡Proteged vuestra vida!”. Gracias a que habíamos hundido un buque enemigo, no fueron demasiado severos con nosotros. En esta salida encajé con mi avión más balas que nunca durante toda la guerra. Admiro incluso ahora tras la guerra a los ametralladores que nos disparaban hasta el final con gran precisión incluso desde el buque yéndose a pique y al capitán que gobernó su buque magistralmente. Habíamos despejado el Mar de Java. Nuestra flota avanzaba hacia el Océano Indico con un poder imparable. El portaaviones Kaga abandonó la flota y se dirigió a Japón, porque teníamos inquietudes por los posibles daños que su casco pudiese haber sufrido al atravesar los Estrechos de Palau Norte en su regreso del ataque aéreo a Port Darwin.

SHINSAKU  YAMAKAWA
Nació en 1920, se alistó en 1938, embarcando en el Hiryu y posteriormente en el Kaga, el Ryujo, el Kasuga Maru (posteriormente rebautizado Taiyo) y el Junyo. En el momento de la rendición japonesa ostentaba el rango de Sargento Jefe de Vuelo. En 1955 se alistó en la Fuerza Aérea de Autodefensa de Japón y en 1970 se integró en las Líneas Aéreas de Japón como instructor de vuelo. En 1994 era director de una escuela de vuelo y publicó su libro “El escuadrón de bombardeo en picado del portaaviones japonés”.

“Skin” para el Aichi D3A del simulador de vuelo IL2, correspondiente al aparato de Shinsaku Yamakawa, creada por _Harpia_Mafra55, junto a la fotografía del gran piloto.

Esperamos que el documento os haya resultado de interés; por otra parte y dado el origen del blog, no podemos dejar de sugerir un escenario de uno o dos Val contra un mercante con gran movilidad (mirad nuestro tutorial de torpedos y movimientos de barcos) y cañón antiaéreo.

¡Saludos desde El Hangar!

21 agosto, 2011

EL FAIREY FULMAR (3ª parte)

Por  FIREBRAND



GANANDO LA GUERRA EN EL MEDITERRÁNEO

            Tras un breve respiro a raíz de la Operación Barbarroja, la guerra en el Mediterráneo prosiguió a finales del otoño de 1941. La Luftwaffe planeó bombardeos a gran escala contra Malta. Los aviones basados en la isla representaban una continua amenaza contra las líneas de suministros del Afrika Korps, que estaba replegándose después de un avance relámpago. Desde junio de 1941, el Ark Royal y el Furious habían enviado casi 200 cazas a Malta.
            Además de varios pequeños convoyes, dos convoyes de gran tamaño habían alcanzado la isla durante la primera mitad de 1941 aunque eran necesarios más suministros aún. Así, se planeó el envío de un nuevo convoy en septiembre, siendo nombrado operación “Halberd”. Con el apoyo de la Fuerza H, de los nueve mercantes que lo integraban, todos menos uno llegaron a Malta. Como de costumbre, la Regia Aeronautica acechaba en lo alto y los atacó a la altura de La Galite, el 27 de septiembre. 25 Savoia-Marchetti SM79 y SM84 apuntaron a los acorazados y al portaviones de la Fuerza H, consiguiendo alcanzar al HMS Nelson. Los Fulmars los interceptaron, teniendo que lidiar también con la escolta de biplanos Fiat CR42.


Dos “pájaros” –Fulmar y Falco- pelean a muerte en el cielo del Mediterráneo.

Al retirarse los aviones italianos, habían perdido nueve cazas y seis trimotores Savoia. Los Fulmar también reclamaron dos Fiat BR20. Por otro lado, el 807 Sqn. registró la pérdida de tres Fulmar, increíblemente a causa del fuego antiaéreo de los propios buques británicos. Dos tripulaciones fueron rescatadas sanas y salvas (Sub-Lts. G.C.M. Guthrie y P. Guy, PtyOff. A.T. Goodman y el LA. Jones) pero el Lt. M.W. Watson y el Sub-Lt. P.W.N. Couch murieron. Seis Fulmar interceptaron un Cant Z.506B, que acababa de rescatar a la tripulación de un Savoia abatido, siendo forzado a amerizar, quedando en llamas en el mar. Al día siguiente, otro hidroavión Cant fue de nuevo víctima de los Fulmar.
            En Noviembre de 1941, el Ark Royal y el Argus enviaron 37 Hurricanes y 7 Blenheim a Malta. Mientras las naves de la Fuerza H estaban en ruta de regreso a Gibraltar, el U-81 (tipo VIIc, comandado por Friedrich Guggenberger) alcanzó al Ark Royal con un único torpedo, el 13 de noviembre. La fama que tenía este portaaviones de “buque con suerte” gracias a haber esquivado muchas bombas enemigas, se acabó. Además, los Fulmar acababan de aterrizar todos a bordo, menos uno, que fue desviado a Gibraltar. El Ark Royal fue remolcado hacia allí y se hicieron ingentes esfuerzos por mantenerlo a flote, pero al día siguiente el hundimiento era inevitable y la tripulación abandonó la nave, siendo rescatada por el destructor HMS Legion. Curiosamente, sólo un tripulante, Edward Mitchell, murió en este exitoso ataque submarino. La histórica nave fue encontrada y filmada por la BBC en diciembre de 2002, en su tumba submarina, a sólo unas 25 millas de Gibraltar, frente a las costas de Málaga.


El HMS Ark Royal, escorado a estribor tras encajar un torpedo del U-81.

En Gibraltar, el Fulmar superviviente se unió a otros dos del 808 Sqn. y otro más del 807 Sqn. Con ellos se reorganizó el 807 Sqn. mientras el 808 Sqn. fue disuelto. El 807 Sqn. permaneció basado en North Front e hizo posible que los portaaviones diesen escolta a los convoyes de Malta cuando necesitaban refuerzos de cazas. Por otra parte, desarrollaron misiones de reconocimiento sobre las costas del Africa del Norte Francesa y vigilaron los estrechos para impedir la entrada de los U-boot de la Kriegsmarine al Mediterráneo.

A pesar de la pérdida del Ark Royal, las entregas de cazas a Malta continuaron en marzo de 1942, con el Argus y el Eagle enviando los primeros Supermarine Spitfire. Estos eran refuerzos vitales a medida que los bombardeos sobre la pequeña isla se intensificaban. El 807 Sqn. habitualmente asignaba cuatro Fulmar a bordo del Eagle y del Argus durante estas operaciones. En Abril, el USS Wasp transportó más Spitfires a Malta y en mayo se realizaron dos aportes más, el primero a cargo del Wasp y el Eagle, el segundo con el Argus y el Eagle.
Durante esta segunda operación, el 18 de mayo, el 807 Sqn se encaró con cazas de la Francia de Vichy frente a Argel. Dos Dewoitine D.520 del GC II/3 habían forzado a amerizar a un Catalina británico y, junto a otra sección del GC III/6 (el grupo de Le Gloan, de nuevo contra sus antiguos aliados) sobrevolaban el hidro a la espera de un buque que lo apresara.


Un Catalina británico a punto de amerizar.

Dos Fulmar despegaron para auxiliar al Catalina hasta la llegada del destructor Ithuriel. El Sub-Lt. P.E. Palmer y el LA  W.A. Taylor pillaron a un Dewoitine por sorpresa y lo derribaron, pero el segundo Fulmar fue abatido por las armas de otro D520. El Lt. PR. Hall logró saltar en paracaídas y fue rescatado por el HMS Isis. El observador, PtyOff. H.W. Nuttall, se estrelló con el Fulmar y murió. Otra sección de Fulmar despegó a su vez para apoyar al destructor. Los cazas franceses atacaron de nuevo, derribando el avión del Sub-Lt. P.E. Palmer y el LA  W.A. Taylor, vengando el derribo que éstos acababan de lograr.
Las labores de transporte de cazas prosiguieron en junio, aunque por entonces la situación había mejorado algo gracias a la plena implicación de la Luftwaffe en la campaña de la URSS. A mediados de junio se organizó el Convoy Harpoon. Once barcos zarparon de Alejandría, pero no había escolta aérea disponible, por lo que se vio forzado a regresar a los dos días tras la pérdida de varios buques. En Gibraltar, el segundo convoy, compuesto por seis mercantes, zarpó el 12 de junio con una gran escolta que incluía los portaaviones Eagle y Argus. El 14 de junio, empezaron los primeros ataques aéreos a la altura de Cerdeña. Escoltados por Fiat CR42 y Macchi MC200, grupos de SM79, SM84 y cazabombarderos Fiat CR42 se echaron sobre los buques, hundiendo uno de los mercantes.


En esta ocasión, los Sparvieri lograron hundir cuatro de seis buques del convoy a Malta, aunque no sin pagar por ello.

Junto a los Sea Hurricane, los pocos Fulmar del 807 Sqn. irrumpieron contra la formación italiana. El Lt. P.R. Hall derribó dos SM79 antes de ser alcanzado por los CR42 que los protegían. Con su avión dañado, trató de regresar a su portaaviones, pero fue lamentablemente alcanzado una vez más, por fuego “amigo” del HMS Wrestler, cayendo al agua. Unicamente el observador, Sub-Lt. L.D.Urry, fue rescatado con vida. Otra tripulación más fue derribada por el propio fuego antiaéreo de los buques británicos, pero por fortuna tanto el Sub-Lt. J.F. Rankin y el Mid R.G. Armitage se salvaron. Se cree que el Sub-Lt. G. Spalding y el LA. J.B. Duncan fueron derribados por los cazas italianos. El 807 Sqn. perdió un cuarto Fulmar, abatido por las armas de los Fiat CR42. Los Sub-Lts. P.E. Palmer y J.T.D. Ceely murieron en este combate, aunque no sin antes lograr el derribo de dos SM79 y dañar un tercero. Por añadidura, los italianos reconocieron la pérdida de dos CR42 y un SM84 a causa de los Fulmar.
La tarde del 14 de junio, los portaaviones británicos viraron 180º antes de entrar por los estrechos de Sicilia y las naves restantes fueron víctimas de adicionales ataques por parte de la Regia Aeronautica y la Luftwaffe, así como de la Regia Marina. Al final del 15 de junio, tan sólo dos de los seis buques del convoy, habían logrado sobrevivir para llegar a Malta. Además, dos destructores también estaban en el fondo del Mediterráneo y otros barcos de guerra habían sufrido graves daños. El 807 Sqn. no operó desde bases terrestres sino que embarcó en el Argus para regresar al Reino Unido. El Squadron se estableció en Lee-on-Solent y se preparó para entrenarse con los flamantes y nuevos Seafire.


Un Seafire Ib 7B de la Fleet Air Arm, a bordo del HMS Indomitable.



273 RAF  SQUADRON


El HMS Indomitable fue una nueva y valiosa adquisición para la Royal Navy, siendo botado en agosto de 1941. Su primera misión, en octubre de 1941, formaba parte de su puesta a punto y consistió en la escolta de un convoy hacia las Bermudas. A bordo se encontraban los Fulmar del 800 Sqn., Sea Hurricanes y Albacores. El 23 de octubre, dos Fulmar recibieron orden de despegue para interceptar a un Focke-Wulf FW200 “Kondor”. Ninguno consiguió regresar al portaaviones y sólo una de las tripulaciones pudo ser localizada y rescatada, al día siguiente. El Indomitable navegó hacia Bermuda y luego a Jamaica, pero embarrancó en un arrecife de coral. Debido a ello, tuvo que poner rumbo a EEUU para ser reparado.


El Focke-Wulf 200 Kondor, otro brillante diseño del genial Kurt Tank, fue apodado por sus enemigos “el azote del Atlántico” por su efectividad como avión antibuque.


Al finalizar su puesta a punto, el HMS Indomitable puso rumbo al Este, y rodeó Africa por el Sur. El portaaviones hizo una parada en Adén, y sus aviones, salvo los Sea Hurricane y unos pocos Albacore, desembarcaron en Khormaksar el 11 de enero de 1942. Permanecieron allí mientras el Indomitable estuvo ocupado en misiones de transporte, proporcionando Hurricanes a la Indias Orientales Holandesas en enero y a Ceilán en marzo. La situación en Extremo Oriente era una catástrofe, pues las fuerzas japonesas estaban aplastando a todas las tropas aliadas. Los refuerzos – aunque escasos – fueron por tanto enviados a Ceilán, centro estratégico de la guerra en el Océano Indico.
El 16 de marzo, el Indomitable recuperó por fin sus Fulmar y Albacore en Adén y a finales de mes puso rumbo hacia el Atolón de Addu para unirse a la Eastern Fleet. En compañía del HMS Formidable, el Indomitable patrulló el Océano Indico, a la búsqueda de buques de guerra japoneses. El 2 de abril, un incendio en un hangar destruyó o dañó gravemente un Fulmar y nueve aeronaves de otros tipos. Los dos portaaviones británicos evitaron el enfrentamiento con la flota japonesa y su muy superior fuerza aeronaval, que atacó Ceilán el 9 de abril y cuatro días más tarde, hundió al HMS Hermes y otros buques británicos.


Una imagen de gran valor histórico durante “Pedestal” (agosto del ’42): Desde la cubierta del HMS Victorious, con un Hurricane en primer plano y un Fulmar con las alas plegadas en segundo plano, vemos surcar el Mediterráno al HMS Indomitable y tras él, al HMS Eagle.



Además de los Hurricane de los 30 y 261 Sqns. entregados por el Indomitable en marzo, los Hurricane, Bristol Blenheim y Consolidated Catalina supervivientes de Java reforzaron  las defensas de la isla de Ceilán. Los Fairey Swordfish del HMS Hermes también se encontraban allí. En febrero de 1942, los 803 y 806 Sqns. habían sido retirados del Desierto y recibieron Fulmars una vez más. También ellos fueron trasladados a Ceilán el mes siguiente, volando a través de la India. Los dos Squadrons de Fulmar se establecieron en Ratmalana, el 803 el 24 de marzo y el 806 tres días después. Ratmalana era el aeropuerto civil de Colombo; sólo había otro aeródromo disponible, China Bay, junto a la base naval de Trincomalee al otro lado de la isla. Se habilitó una tercera pista en Colombo en el circuito de carreras, que alojó a los Hurricane del 258 Sqn.
Otra unidad de la RAF, el 273 Sqn., estaba basado en China Bay. Equipado todavía con aviones obsoletos (los Vickers Vildebeest), fueron apresuradamente sustituidos por los Fulmar en marzo, a medida que la guerra se acercaba. Estos aviones salieron de una reserva de la RN en Cochin, al Sur de la India, y trasladados por pilotos navales que fueron asignados seguidamente al 273 Sqn.


El Sqn.Ldr. Leonard Birchall a bordo de su Catalina. Churchill le calificó como “el salvador de Ceilán”


Todas estas unidades tuvieron apenas el tiempo justo de alcanzar el estado operativo antes de que los japoneses lanzasen su primer ataque aéreo el 5 de abril de 1942. Un Catalina, pilotado por el Sqn.Ldr. Leonard Birchall, había localizado la víspera la Flota Japonesa, que incluía cinco portaaviones, y sus tripulantes consiguieron radiar su posición, al Sur de Ceilán, antes de ser derribados por seis Zero procedentes del Hiryu. Todas las defensas de la isla estaban preparadas, pero el radar no funcionaba aquel domingo por la mañana... ¡Estaba apagado porque se hacía una revisión todos los domingos! Como en Pearl Harbor, el elegir el ataque un domingo a la mañana fue perfecto para los japoneses. Media hora antes del alba, la primera oleada de aviones japoneses despegaron del Akagi, el Hiryu y el Soryu. Eran 36 Mitsubishi A6M Zero, 34 Aichi D3A y 90 Nakajima B5N, comandados por Mitsuo Fuchida, el líder del ataque a Pearl Harbor. Con las primeras luces del 5 de abril, seis Fulmar de los 803 y 806 Sqns. estaban de patrulla a lo largo de la costa, pero estaban demasiado alejados cuando se produjo el ataque.


Los cazas de la RAF despegan de Ratmalana, contra toda esperanza,  para enfrentarse a los Zero que ya están sobre ellos.


El ataque japonés buscaba la destrucción de los restantes buques de guerra británicos sitos en Colombo – la Eastern Fleet estaba en realidad en alta mar – aunque a una pequeña fuerza se le ordenó el ataque del aeródromo de Ratmalana. Consiguieron una sorpresa absoluta, y los Hurricane y Fulmar despegaron con la aviación japonesa sobre ellos. Sin tiempo de ganar altura ni organizarse, los cazas británicos estuvieron en clara desventaja en los combates aéreos que tuvieron lugar a continuación  con los ágiles y maniobreros Mitsubishi A6M Zero. Los pilotos de la Marina Imperial derribaron 23 Hurricane y cuatro de los seis Fulmar que despegaron. Por si fuera poco, seis Swordfish del 788 Sqn. que regresaban de China Bay en misión de ataque a la Flota Japonesa, fueron también barridos del cielo.
Los seis Fulmar que despegaron no se encontraron en una situación cómoda frente a los Zero. Los Sub-Lts. A.S. Diggens, K.J.M. Pettit, e I. K. White-Smith murieron en combate. Afortunadamente, los pilotos decidieron volar sin acompañantes en sus asientos traseros para ahorrar peso, lo que realmente acabó ahorrando vidas. El cuarto Fulmar derribado era pilotado por el Sub-Lt. J.H.C. Sykes. Probablemente fue el As japonés Kaname Harada quien lo derribó, reclamando un total de cinco derribos durante esta salida. Sykes aterrizó forzoso estrellando el avión, pero pudo salir de él sano y salvo. El Lt. Hordern reclamó el derribo, confirmado, de un Zero.


Un bombardero en picado “Val” despega de la cubierta del Akagi.


Si bien los bombarderos en picado japoneses no encontraron buques importantes en Colombo (aprovecharon el viaje, hundiendo 21 mercantes), posteriormente los integrantes de una segunda oleada dirigida por el hábil piloto de Val, Takashige Egusa, consiguieron localizar al HMS Dorsetshire (la última nave que atacó al Bismarck, con sus torpedos) y al HMS Cornwall que habían zarpado de Colombo durante la noche. Ambos cruceros fueron presa fácil para los Aichi D3A (Val) por la tarde, que los mandaron al fondo del Indico. Con una Eastern Fleet que aún disponía de dos cruceros en perfecto estado, los japoneses planearon un nuevo ataque contra Ceilán. Los aviones japoneses volvieron sobre la isla para atacar Trincomalee. Los aviones basados en el cercano aeródromo de China Bay – los Hurricane del 261 Sqn. y los Fulmar del 273 Sqn. – no eran muchos, pero no habían sufrido bajas durante el anterior ataque japonés a la isla, por estar demasiado alejados para tomar parte en los combates sobre Colombo.

Una vez más, la Flota Imperial Japonesa fue avistada por un Catalina el día previo al ataque. Todos los buques de la RN recibieron por tanto orden de zarpar mientras que los aviones que no estaban en condiciones de vuelo fueron escondidos en la jungla. La instalación de radar en Trincomalee había sido puesta a punto y dio la alarma con tiempo a los cazas de China Bay. Cuando llegaron los aviones japoneses, cuatro Fulmar y 17 Hurricane estaban posición de interceptarlos. Esa vez, el combate fue más igualado. Los cazas de la RAF reclamaron el derribo de 24 aviones japoneses, por la pérdida de un Fulmar y ocho Hurricane. El Fulmar del Flg.Off. A. Gregg y el Sub-Lt. A.L. Mass fue declarado desaparecido en combate al finalizar el ataque. Sus restos fueron hallados dos años más tarde en la jungla, con los cuerpos de sus hombres aún en el interior.
En esta nueva ocasión, la Flota Imperial Japonesa tampoco fue capaz de atrapar a la Eastern Fleet en el puerto y no pudo hundir buques importantes en Trincomalee. Sin embargo, dos Nakajima de reconocimiento avistaron al HMS Hermes y su escolta que navegaban alejándose de allí. Con la esperanza de localizar toda la Flota Británica en las cercanías, despegaron 85 bombarderos en picado japoneses. El viejo portaaviones de la RN navegaba ahora hacia Colombo en busca de la protección de los cazas de la isla, pero era en vano. Los Val se abalanzaron sobre el Hermes y sus escoltas, el destructor Vampire y la corbeta Hollyhock, hundiendo todos ellos en menos de 20 minutos. Sólo el Hermes recibió 40 impactos.


El HMS Hermes se hunde tras el ataque de los Aichi D3A japoneses.

Una formación de seis Fulmar del 273 Sqn. llegó sobre el Hermes cuando éste ya había sido alcanzado por los japoneses. Irrumpieron entre los numerosos Aichi D3A. El Lt. P.I. Bailey logró derribar uno y dañar otro. Algunos pilotos informaron haber alcanzado a otros Val, pero los Fulmar habían llegado demasiado tarde y demasiado pocos para neutralizar el ataque. Ocho Fulmar de los 803 y 806 Sqns. habían despegado a su vez, pero llegaron después de finalizado el ataque, cuando el Hermes y el Vampire estaban ya bajo las olas. Los Fulmar de la FAA interceptaron otra formación de Vals, atacando a un petrolero y a un mercante. Dos Fulmar del 803 Sqn. cayeron ante las armas de los aviones japoneses, perdiendo la vida los Sub-Lts. P.R. Peirano y R.F.H. Jacob- El primero fue acreditado con el derribo de un Val. Los Lts. R.L. Johnston y Sub-Lt B.H.C. Nation destruyeron cada uno un bombardero Aichi. Nueve Blenheim del 11 Sqn. fueron enviados a un ataque suicida, desesperado e inútil contra los portaaviones japoneses. Sólo dos bombarderos de la RAF regresaron maltrechos a su base.


El “Val” de Takashige Egusa, líder de la formación que hundió entre otros a los cruceros Dorsetshire y Cornwall, al portaaviones Hermes y sus escoltas.


El 273 Sqn. esperaba conseguir más Fulmar operativos y recibió más aviones en las siguientes semanas, siendo capaz de organizar dos Vuelos de seis Fulmar. El 18 de junio, el Squadron se trasladó a una base construida en Ceilán, llamada Katukurunda, posteriormente transferida a la FAA y que llegaría a ser la mayor base de la isla. El 273 Squadron nunca tuvo que volver a luchar con sus Fulmar. Las únicas pérdidas se debieron a accidentes de vuelo, que fueron numerosos, pero no graves. Desde finales de agosto, los pilotos transfirieron los Fulmar a la India. Volviendo a Ceilán, se hicieron cargo de los Hurricane del 261 Sqn., que se trasladó a Birmania y recibió Spitfires.

El 23 de abril, el 806 Sqn. embarcó en el Indomitable para participar en los desembarcos de Madagascar. Dos días más tarde, el 803 Sqn. también dejó Ceilán, uniéndose al HMS Formidable para una infructuosa patrulla por el océano Indico. Sin embargo, se perdieron dos aviones. Un Fulmar se estrelló en el mar el 4 de mayo. El Sub-Lt. R.B. Nicholson sobrevivió pero su observador, el LA. P.F. Dowling, murió. El 1 de agosto, el Fulmar del Sub-Lt. D.N. Elwood y el Sub-Lt. C. Christelis no consiguió regresar al portaaviones al finalizar su patrulla.
El 803 Sqn. se estableció finalmente en Tanga, Tanganica. El Squadron permaneció en Africa Oriental, en las bases de Tanga y Port Reitz. El 18 de enero siguiente, fue reforzado con la integración del 806 Sqn., que dejaba de existir como unidad de Fulmar. El 803 Sqn. permaneció hasta el 12 de agosto de 1943, fecha de su disolución.


Dos miembros del 803 Sqn. contemplan el emblema de su Squadron,
 "cuidado con el aguijón"

Con los dramáticos sucesos de Ceilán terminamos por ahora; pero aún quedan combates para los Fulmar. El control del Mediterráneo y el acoso a la Francia de Vichy precisarán una vez más de este avión que tan poco reconocimiento ha recibido por sus nada desdeñables combates.



05 julio, 2011

EL FAIREY FULMAR (2ª parte)

Por  FIREBRAND


-  LOS  VUELOS “X”, “Y” y “Z”

En último lugar, le tocó el turno al 800 Sqn. de retirar sus Skuas y reequiparse con los Fulmar en mayo de 1941. El primer Sqn. de caza de la Fleet Air Arm (FAA) se dividió en tres grupos de vuelo (Vuelos), cada uno adjudicado a su respectivo portaaviones. El papel de estos vuelos era proporcionar escolta y ayuda en la navegación a los Hurricane de la RAF que volaban a Malta desde portaaviones en el Mediterráneo Occidental. El Vuelo 800X iba a operar con nueve aviones desde el HMS Furious. Los tres Fulmar del Vuelo 800Y se asociaron al viejo HMS Argus, mientras que el HMS Victorious embarcó los seis Fulmar del Vuelo 800Z.

Los lentísimos Skua, definitivamente relevados por los Fulmar
 en mayo de 1941.

El Vuelo 800X se incorporó al Furious el 10 de mayo de 1941. A bordo se encontraban también 40 Hurricane, que hicieron una escala en Gibraltar, donde aguardaba el Ark Royal. 20 Hurricane fueron transbordados al portaaviones de escuadra, al igual que los Fulmar MkII del Vuelo 800X, que se hizo cargo de los viejos modelos MkI del Ark Royal. Entonces pusieron rumbo a Malta y ambos portaaviones lanzaron sus cazas el 21 de mayo. 7 Fulmar volaron junto a 48 Hurricanes de la RAF y todos los aviones menos dos aterrizaron en Hal Far, integrándose en la defensa aérea de la estratégica isla. Los Fulmar deberían haber proseguido su travesía hacia Creta, pero la invasión alemana finiquitó la idea.

Un avión despega de la cubierta del HMS Furious.

El Vuelo 800X tomó parte en operaciones de ataque nocturno sobre Sicilia hasta su disolución, a causa de la falta de aviones operativos. La primera pérdida tuvo lugar la noche del 11 al 12 de junio, cuando el motor del Fulmar tripulado por el Lt. J.S. Manning y el Pty.Off. A.W. Sabey se incendió, obligándoles a amerizar. Tuvieron la fortuna de ser rescatados al amanecer. Un segundo avión fue dado de baja al día siguiente. Durante una patrulla diurna, la munición se incendió, probablemente por las elevadas temperaturas. El Sub-Lt. R.G. Drake fue capaz de alcanzar Malta para aterrizar forzoso.

El 6 de julio tuvo lugar el primer éxito. Los Lt. J.S. Manning y A.M. Tritton consiguieron derribar un Fiat BR.20 sobre Catania. Diez días más tarde el Sub-Lt. F.C. Furlong y el Pty.Off. A.W.Sabey estaban acercándose al aeródromo de Gerbini para darle un “repaso” cuando fueron recibidos por... ¡una bengala verde de permiso de aterrizaje! Aprovecharon la ocasión para hacer una pasada de bombardeo con sus bombas de 20lbs. contra un avión que estalló en llamas. El 2 de septiembre, el Lt. J.S. Manning y el Pty.Off. A.W.Sabey añadieron otro BR.20 al registro del Vuelo 800X. Durante un ataque nocturno contra Gerbini, el 8 de octubre, el Fulmar del Lt. J.S. Manning y el Pty.Off. J.A. Jopling resultó alcanzado por fuego antiaéreo, aterrizando forzoso y siendo ambos hechos prisioneros.


Un Fiat BR.20 resulta alcanzado por los disparos de un Fulmar.

El HMS Argus tan sólo embarcó los Fulmar del Vuelo 800Y para una única operación durante las dos últimas semanas de mayo de 1941. El 31 de mayo, los Fulmar fueron desembarcados en North Front, Gibraltar, regresando a casa finalmente a bordo del Ark Royal, estableciéndose en Lee-on-Solent el 14 de junio sin participar en ningún combate.
El Vuelo 800Z embarcó a bordo del Victorious con cinco aviones el 6 de mayo de 1941. Para su primera travesía operacional, la nave tenía la misión de llevar 48 Hawker Hurricane a Malta. Antes de que el Victorious zarpase, el Bismarck y el Prinz Eugen levaron anclas el 18 de mayo, tratando de efectuar ataques contra mercantes en el Atlántico. La Home Fleet salió de inmediato en persecución de los acorazados alemanes y el HMS Victorious se unió a la caza el 22 de mayo, tras descargar los Hurricane aún en sus embalajes. Dos días después, el encuentro entre naves enemigas tuvo como resultado el hundimiento del Hood, mientras el Prince of Wales escapaba dañado.

El HMS Prince of Wales abre fuego con su artillería de proa.


El Bismarck sólo sufrió daños superficiales y se decidió lanzar un ataque con los Swordfish del 825 Sqn. embarcado en el Victorious.

El HMS Hood, orgullo de la Royal Navy, estalla y se parte en dos por un solo proyectil de los cañones del Bismarck, gracias su tremendo talón de Aquiles: Carecer de blindaje eficaz de cubierta. Sólo sobrevivieron 3 tripulantes de 1400.

Los Fulmar jugaron un papel tan crucial como poco conocido, ya que debían localizar y mantener vigilados a los buques alemanes, en medio de un tiempo particularmente malo, con aguaceros y tormentas de nieve. Cada vuelo era relevado tras dos horas y el contacto se mantenía durante un largo período. Además, dos tripulaciones de caza estaban permanentemente listas para la protección de la Home Fleet. La noche del 24 de mayo, dos aviones de observación no consiguieron regresar al Victorious, que había variado su rumbo entretanto y cuya baliza de localización estaba averiada. Tras una búsqueda por la zona, ambos Fulmar se vieron forzados a amerizar en el gélido océano. El Lt. F.C. Furlong y el Sub-Lt. J.E.M. Hoare tuvieron la suerte de ser rescatados por el carguero Beaverhill el 26 de mayo. Por desgracia, No se encontró rastro del Lt. B.D. Campbell ni del Sub-Lt M.G. Goodger.



El Bismarck, el más poderoso acorazado del Atlántico, se convirtió en un nuevo ejemplo de la indefensión de los barcos  frente al poder aéreo.

El ataque de los Swordfish no tuvo éxito, aunque un Fulmar que lo observaba, informó de un impacto de torpedo. El Victorious fue incapaz de lanzar un nuevo ataque al evadirse los acorazados alemanes de la vigilancia, gracias a una meteorología tremendamente mala durante la noche. Un Catalina de la RAF localizó a los buques de la Kriegsmarine la mañana del 26 de mayo. El Victorious estaba ahora demasiado lejos y dejó de participar en las operaciones posteriores, al contrario que el Ark Royal. Tras entregar Hurricanes en Malta, el Ark Royal había entrado al Atlántico y estaba entonces más al sur, en posición de cortar la huida del Bismarck. Los Swordfish de los 810, 818 y 820 Sqns. alcanzaron con dos de sus torpedos al gran acorazado alemán, inutilizando sus timones y sistemas de dirección, quedando sin maniobra. El Rodney y el King George V lo alcanzaron y aniquilaron su capacidad de combate, antes de que el Dorsetshire lanzara unos últimos torpedos al orgullo de la Kriegsmarine y se hundiese. Aunque en realidad el gran acorazado fue hundido por su tripulación, que lo abandonaba tras luchar épica y trágicamente contra toda esperanza.
El HMS Victorious regresó para cargar de nuevo los Hurricane y pudo al fin zarpar hacia el Mediterráneo. Se encontró con el Ark Royal e hizo una breve escala en Gibraltar, donde transfirió 24 Hurricane al Ark Royal. Ambos portaaviones dejaron el Peñón y entraron en el Mediterráneo el 13 de junio. Cuando alcanzaron una posición al sur de las Baleares, despegaron los Hurricane, en compañía de 4 Lockheed Hudson procedentes de Gibraltar enviados para ayudar a los cazas en la navegación. Luego aterrizarían en Malta o Egipto.


-     LOS  FULMAR  CON  BASE  EN  TIERRA

Líbano y Siria, bajo control de la Francia de Vichy, prestaban apoyo a los rebeldes iraquíes y dejaban que la Luftwaffe y la Regia Aeronautica utilizasen sus aeródromos. Esta situación indujo al gobierno británico a intervenir en esta región tan lejana como estratégica, a causa de sus vitales suministros de petróleo. La aviación británica comenzó los ataques a las bases aéreas empleadas por los aviones del Eje, desde mayo de 1941 y las Fuerzas Terrestres (incluyendo tropas australianas y de la Francia Libre) se adentraron en los territorios controlados por Vichy el 8 de junio.


Dos Fulmar del 803 Sqn. emprenden vuelo desde un aeródromo en Palestina.

Como la RAF no podía desviar muchos aviones al apoyo de esta operación, los 803 y 806 Sqns. - que habían estado basados en tierra desde que los Stuka atacaron el HMS Formidable - fueron enviados a Palestina. Unicamente el 803 seguía volando con Fulmars y llegó con ocho de ellos. Su tarea principal consistía en proporcionar protección aérea a los buques que bombardeaban posiciones francesas a lo largo de la costa.

El primer día, una sección del 803 Sqn. estaba patrullando sobre los buques de guerra a la altura de Saïda, cuando se les echaron encima dos Dewoitine D520 de la  Armée de l’Air, pertenecientes a la GC III/6 (sí, el grupo del as Pierre Le Gloan, amigos). Antes de que los cazas franceses lograsen hacer blanco, uno de ellos fue derribado por el fuego antiaéreo y el otro se retiró, regresando a su base. Más tarde, el mismo día, 6 Fulmar fueron atacados por 6 D.520. En el combate aéreo que se produjo, los D520 derribaron dos Fulmar de la Royal Navy, pero los Dewoitine tuvieron que retirarse por el intenso fuego antiaéreo procedente de los buques.


Los D.520 de Vichy demostraron su superioridad frente a los Fulmar.

Ambas tripulaciones perecieron (Lt. J.M. Christian, Sub-Lt. N. Cullen, Pty.Off. J.A. Gardner y LA H. Pickering). Este combate le costó al 803 Sqn. otro Fulmar más, cuya tripulación fue rescatada, así como graves daños en otros dos aviones. Desde este momento, el 803 Sqn. no fue capaz de dar cobertura aérea a la Flota. Los cazas de la RAAF (Royal Australian Air Force) y de la RAF se hicieron cargo de dicha protección. Con los restantes Fulmar disponibles, el 803 Sqn. reanudó las patrullas sobre los barcos el 10 de junio, para enfrentarse a una incursión de los bombarderos Glenn Martin de Vichy.


Detalle de un Martin 167 Maryland de la Armée de l’Air de Vichy, en una escala en Grecia, en ruta hacia Siria.

Un Fulmar intercepta una formación de Martin Maryland de Vichy. La Armée de l’Air perdió en esta campaña 21 de estos aparatos.

Las inferiores prestaciones del Fulmar frente al Dewoitine forzaron al Mando Aéreo a emplazar Hurricanes y Tomahawks en la patrulla sobre los buques. Aunque el 803 Sqn. se trasladó al aeródromo de Ramat David el 22 de junio y los combates prosiguieron hasta el 10 de julio, los Fulmar no vieron más acción en esta zona y fueron enviados de vuelta a Egipto.
En este escenario, Le Gloan derribó su primer caza británico con su fiel D520, un Hurricane, el 8 de junio. Aliados hacía un año sobre el cielo de Francia, eran ahora enemigos. Para el 5 de julio, había abatido seis Hurricane y un Gladiator. De todos modos, la Armée de l’Air carecía de una efectiva protección en tierra para sus aparatos, lo que los hacía muy vulnerables a las incursiones británicas. Debido a ello, un debilitado GCIII/6 se retiró posteriormente a Argelia.


Línea de Dewoitine 520 de la 5ª  escuadrilla en Maison Blanche.Perfil del D520 del as Sub-Lt Pierre Le Gloan.

A finales de 1940, llegaron 12 Fulmar MkI a Egipto, a bordo de un buque mercante hasta Takoradi, siguiendo luego viaje por aire rumbo al Este. Todos ellos fueron desplegados en Dekheila y el 1 de enero de 1941, se convirtieron en el núcleo del renacido 805 Sqn. Se les unieron varios Brewster Buffalo y la agrupación aumentó de nuevo en los meses siguientes con la llegada de Hurricanes de la RAF y Sea Gladiators. En julio, todos los Fulmar supervivientes fueron relegados a labores de segunda línea y los Grumman Martlet (Wildcat) ocuparon su lugar. En ese momento, el 805 Sqn. se unió con el 803 y 806 Sqns. y se integraron en el RN Fighter Squadron del Desierto Occidental. El 803 y el 806 Sqns. volaban entonces los Hawker Hurricane. El RN Fighter Squadron quedó posteriormente bajo mando de las 234, 264 y por último la 269 Wings de la RAF. El RN Fighter Squadron empleó únicamente cazas monoplazas. Los Fulmar eran incapaces de enfrentarse a los Bf109.

Mientras tanto, los Fulmar del 805 Sqn. se habían visto envueltos en muchos combates sobre Creta y Egipto. Un destacamento del 805 Sqn. había embarcado a bordo del HMS Eagle de cara a reforzar su dotación de caza antes de zarpar hacia Grecia. Efectuó una primera singladura entre el 30 de enero y el 5 de febrero. El portaaviones zarpó para una segunda operación el 19 de febrero con una fuerza de caza mixta, compuesta de nueve Fulmar y cinco Sea Gladiator. La misión principal de la nave consistía en dar protección aérea a los buques auxiliares Breconshire y Clan Macauley, que llevaban suministros a Egipto. El 21 de febrero, los buques se hallaban en el radio de acción de bombarderos enemigos basados en tierra, por lo que una patrulla cubría el cielo continuamente.

Una vez más, los Fulmar protegen su flota.

Tres Heinkel He111 acudieron para atacar los buques y la patrulla de Fulmar los interceptaron sin tardanza. El Lt. R. MacDonald-Hall derribó uno mientras otro resultaba dañado. En marzo, el 805 Sqn. fue desplegado en Creta antes de regresar al teatro del Norte de Africa a mediados de mayo.


            - LOS CONVOYES A LA URSS

Durante los meses anteriores otros Sqns. habían recibido Fulmars o se habían formado directamente con ellos. Uno de tales era el 809 Sqn., creado oficialmente el 15 de enero de 1941, recibiendo doce Fulmar MkII en Lee-on-Solent. El 809 Sqn. se trasladó en marzo a St. Merryn para entrenamiento de armas y el 10 de junio a Hatston, esperando a ser embarcado en el HMS Victorious. Tras la invasión alemana de la Unión soviética, el portaaviones recibió la misión de escoltar convoyes hacia la URSS, así como efectuar ataques en aguas del Norte.

El 809 Sqn. embarcó el 11 de julio, junto a Albacores de los 827 y 828 Sqns. El HMS Victorious, en compañía del HMS Furious, levó anclas el 23 de julio hacia Islandia, donde repostaron combustible antes de seguir ruta hacia el Círculo Polar Artico. El Furious alojaba también nueve Fulmar, los del Vuelo 800X, además de Sea Hurricanes del 880 Sqn., Swordfish del 812 Sqn. y Albacores del 817 Sqn.


El Fairey Swordfish, considerado obsoleto, logró victorias decisivas para Gran Bretaña y
 con
tinuó en servicio más tiempo que su teórico sucesor, el Albacore.
La primera operación consistió en atacar posiciones alemanas en el norte de Noruega y Finlandia, para tratar de aliviar la presión alemana contra el Ejército Rojo. El grupo aéreo del Victorious recibió orden de atacar Kirkenes (Noruega) mientras que los aviones del Furious fueron enviados contra el puerto de Petsamo (Finlandia).


El 30 de julio de 1941, doce Fulmar MkI del 809 Sqn. se preparan para despegar en la cubierta del HMS Victorious, al inicio de su primera misión contra Kirkenes, Noruega.

En la tarde del 30 de julio, los aviones despegaron. Nueve Fulmar daban escolta al ataque contra Kirkenes. Los Albacore hundieron un carguero y dañaron otro contra la pérdida de dos de ellos debido a la flak. Después fueron atacados por un puñado de Bf109 y Bf110 de la JG77, que inmediatamente derribaron dos Fulmar, tripulados por los Sub-Lt. T.E. Blacklock y Lt. A.T. Easton, y los Lt. L.E. Barrow y Sub-Lt. R.S. Miller. Todos fueron rescatados y hechos prisioneros, menos Barrow que murió. En el combate posterior, el Sub-Lt. J. Cooper informó del posible derribo de un Bf109. Un bimotor Bf110 cayó ante los disparos del Sub-Lt. A.E. Wilkinson. Los Fulmar habían sido desorganizados por el ataque alemán y eran incapaces de lidiar con los cazas de la Luftwaffe. Los Messerschmitt derribaron entonces nueve de los lentos Albacore.


Como en Siria, los Fulmar padecieron la superioridad de la caza enemiga basada en tierra.

Seis Fulmar del Vuelo 800X escoltaron el ataque a Petsamo. En el puerto finés no había buques significativos y los biplanos Fairey atacaron un pequeño vapor e instalaciones del puerto. Antes de llegar a la costa, un Fulmar tuvo que amerizar forzoso en el mar. El Sub-Lt. E.S. Burke y el LA. J. Beardsley consiguieron subir a su bote salvavidas y, unas 48 horas más tarde, alcanzar la costa en manos de los rusos. Por suerte, la oposición de caza fue menos notable que en Kirkenes. El fuego antiaéreo se cobró un Albacore y un Fulmar, tripulado por el Sub-Lt. F.J.G Gachillan y el PtyOff. J.F. Black.


Un Albacore ataca un buque enemigo. Aunque supuestamente debían reemplazar a los Swordfish, los Albacore fueron retirados del servicio antes que sus predecesores.

A pesar de las graves pérdidas de estas operaciones, se realizó un último ataque antes de regresar a casa. El 4 de agosto, Albacores y Fulmars atacaron la base de hidroaviones en Tromsø. El fuego antiaéreo derribó el Fulmar del Lt. H.D. Matthew y el Sub-Lt. R.A. Burroughs, siendo hechos prisioneros.

La siguiente operación vio al HMS Victorious acompañar al vetusto Argus y al primer convoy de buques mercantes británicos y soviéticos, cuyo cargamento estrella eran 48 Hurricane, enviados de Reykjavik a Murmansk. Ambos portaaviones establecieron contacto con el convoy el 26 de agosto y todos las buques navegaron rumbo Este, salvo el Victorious, que hizo un breve desvío al Sur para un nuevo ataque antibuque en el área de Tromsø. El 3 de septiembre, un Dornier Do 18 les sobrevoló, pero un Fulmar del 809 Sqn. lo interceptó con éxito, derribándolo. Los 24 Hurricane a bordo del Argus, despegaron hacia Vaenga el 7 de septiembre, mientras los mercantes prosiguieron rumbo hacia Murmansk. De todos modos, la actividad enemiga en la zona obligó al convoy a desviarse a Archangel. En breve, el Victorious dejó el convoy y trazó rumbo Sur para atacar Bodø, antes de regresar a casa.


El vetusto Argus, botado el 1918, desempeñó importantes misiones a pesar de su obsolescencia, en especial el traslado de cazas a zonas necesitadas de ellos.

El último –y sin acción para los Fulmar- convoy hacia la URSS de 1941, fue escoltado en octubre. Cuando el HMS Victorious regresó a Scapa Flow, el 809 Sqn. se estableció en Twatt el 26 de octubre. Por desgracia, sus integrantes no podrían pasar las Navidades en casa, ya que el 809 Sqn. tuvo que reincorporarse a su portaaviones el mismo 24 de diciembre. El Victorious navegó por el Atlántico Norte con la Home Fleet. Escoltó el siguiente convoy hacia el Norte de Rusia en febrero de 1942 y como de costumbre, el Victorious aprovechó el viaje para lanzar un ataque aéreo contra Tromsø.

Tres acorazados alemanes - El Tirpitz, el Admiral Scheer y el Prinz Eugen – se encontraban en Noruega y representaban una amenaza para los convoyes a Rusia. El 23 de febrero, el Victorious envió en vano una fuerza de ataque contra los dos últimos, que estaban atracados en un fiordo cerca de Stavanger. Dos semanas después, el Tirptiz levó anclas y planteó una serio peligro para los convoyes PQ 12 y QP 8. La Home Fleet se encontraba en situación de interceptar al poderoso acorazado germano. Una vez más, los Albacore atacaron con sus torpedos y lo pagaron con la pérdida de dos de ellos, sin conseguir impactos. El 809 Sqn. no tomó parte en la operación. Al final del mes, el Victorious escoltó otro convoy. El portaaviones regresó a base el 28 de marzo y el 809 Sqn. volvió a establecerse en Twatt.

En los meses siguientes, el 809 Sqn. embarcó de nuevo varias veces más, pero estas travesías no dieron a los Fulmar ocasión de combatir contra la aviación enemiga. No todos los convoyes recibieron la protección de portaaviones e incluso la cobertura aérea no daba plenas garantías. Tal fue el caso en junio de 1942 para el tristemente célebre convoy PQ 17, al que el Victorious daba escolta lejana. En cinco días, 20 de sus 36 barcos fueron hundidos por la acción de los U-boat y la aviación enemiga. Las amargas lecciones aprendidas con el PQ 17 hicieron de la presencia de pequeños portaaviones de escolta en el convoy una absoluta necesidad, en lugar de la presencia lejana de un gran portaaviones de ataque.

Hasta aquí la segunda parte de los hechos de guerra del Fairey Fulmar, que esperamos hayáis disfrutado. Aún hay mucha guerra que contar, pero será en próximas entregas, para que no se os haga largo.