03 diciembre, 2012

Aguilas Suizas: verano de 1940

Pilotos neutrales
combatiendo contra todos
Con una evidente escasez de medios, la Fuerza Aérea Suiza plantó cara a las fuerzas contendientes en la SGM, defendiendo su espacio aéreo de violaciones y ataques de ambos bandos, ayudando mantener una difícil y compleja neutralidad.

 Estalla la Guerra 
         Ante la inminencia de la guerra, la Fuerza Aérea Suiza movilizó la totalidad de sus fuerzas el 28 de agosto de 1939, sólo tres días antes del comienzo de la invasión de Polonia. Hizo bien, en vista del respeto que demostró Hitler por los países neutrales.



        Alemania no sólo no respetaba la neutralidad suiza, con quien, por otra parte, mantenía una intensa relación comercial, sino que llegó a elaborar un plan de invasión que nunca se llevó a cabo.
        Por su parte, Suiza desarrolló una estrategia defensiva en la línea de Finlandia frente a la URSS: Si Alemania les atacaba, se encargarían de que la invasión le resultase más costosa en hombres y material que lo que pudiese conseguir con una victoria.
        Al comienzo, durante la campaña de Polonia y la “drôle de guerre”, apenas hubo más conflictos que las tensiones diplomáticas típicas entre el vecino matón y el que se mantenía en sus trece.
        Eso cambió durante la campaña de Francia.

Flugwaffe vs Luftwaffe

Bf vs. Bf

               Paradójicamente, Alemania se mostraba amenazante y violaba los cielos de Suiza... ¡después de venderle algunos de sus mejores cazas! En efecto, irónicamente, la mayor y mejor parte del material de combate aéreo era de origen germano. En 1938, llegaron a Suiza 10 Bf109D (matrículas J-301 a J-310). Tras esta adquisición, Suiza compró otros 80 Bf109E-3 (J-311 a J-390), que llegaron al país alpino entre abril de 1939 y abril de 1940. Todos los Messerschmitt sumaban un importe a las arcas suizas de 36,6 millones de francos suizos.

El último de los Bf109D suizos, J-310.
Se diferencia de los E en el gran radiador “de barbilla” y la hélice bipala.
 
            Alemania emprendió su ofensiva hacia el Oeste el 10 de mayo de 1940 y Suiza movilizó su Fuerza Aérea por segunda vez. Con razón, puesto que la Luftwaffe alemana violó el espacio aéreo suizo desde el mismo comienzo de la campaña. Los cazas suizos procedieron a la intercepción de aeronaves alemanas desde dicho momento, de un modo más bien esporádico.
                  El mismo 10 de mayo al amanecer, un Bf109 E suizo pilotado por el teniente Hans Thurnherr de la FliegerKompanie (FlKp) 6, interceptó un bimotor alemán alemán no identificado (más tarde indicaría que era un Ju88). Tras un breve intercambio de disparos que no produce ningún resultado apreciable, ambos aviones regresan a sus bases. De este modo relativamente inofensivo comienza el enfrentamiento entre la Flugwaffe suiza y la Luftwaffe alemana. En cuestión de horas, los combates iban a tornarse más costosos.

 Un atajo muy desaconsejable.

          Esa misma jornada, por la tarde, un He111 del II/KG51 penetra en Suiza sobre Brenets, en dirección al lago Constanza, seguramente con intención de atajar en el vuelo de regreso a su base tras un bombardeo en la región de Dôle, en Francia. La patrulla en alerta de Dübendorf, integrada por dos Bf109 E de la FlKp 21, pilotados por el capitán Hörning y el teniente primero Albert Ahl, se aprestan a su intercepción. Lo alcanzan sobre Bütschwil y le disparan una ráfaga de advertencia que no obtiene respuesta, por lo que proceden al ataque del bombardero alemán, que acabó en un pantano austríaco, apenas rebasada la frontera.
            El día 16, un Heinkel 111 que regresaba del combate en Francia atravesando Suiza, se encontró dos Bf109 suizos cuando descendía atravesando la capa de nubes para deshelar las alas. Los Tenientes primeros Victor Streiff y Richard Kisling de la FlKp 21 dispararon sus cañones y ametralladoras contra el bimotor, que sufrió daños adicionales de la artillería antiaérea al sobrevolar las cercanías de Zurich. Con la aeronave incapaz de mantener el vuelo, dos tripulantes heridos saltaron en paracaídas mientras otros dos aterrizaron forzoso el Heinkel. Fueron capturados más tarde... ¡cuando trataban de coger un tren para escapar a Alemania!

 He111 ZH+CH abatido en las cercanías de Zurich el día 16 de mayo.

Muerte en los cielos de Junio

           Los combates más serios de los cazas suizos contra los intrusos alemanes tuvieron lugar al comenzar junio. El día 1, el Capitaine Jean Roubaty, de la Compagnie d’Aviation 6, se anotó el tercer derribo de la caza suiza contra los aviones alemanes. Es el piloto del Bf109 E3 suizo que aparece en el pack “Eagles of the Reich”, compuesto de 18 Bf109 y tres mazos de cartas de maniobra “B” correspondientes al mismo. Por algún error, en la carta el nombre está mal y aparece como “Roubarty”. Abrió fuego contra un Heinkel 111 de la IV/KG53 que se rompió en el aire y se estrelló contra las colinas al oeste del lago Biel, matando a sus cinco tripulantes.

Imagen que representa a Roubaty -que no Roubarty- en Wings of War.

  El 2 de junio, otro Heinkel, un He 111 P-2 de la VIII/KG55 se había separado de sus camaradas, al resultar dañado su motor derecho tras el ataque de un Potez 631 durante el bombardeo del aeropuerto Lyon-Bron. Averiado, trataba de acortar por el espacio suizo, esquivando la defensa antiaérea de Ginebra. Sin embargo, el capitán Werner Lindecker y el teniente Erwin Aschwander se posicionan para interceptarlo y disparan contra él obligándole a aterrizar forzoso en Ursins, a escasa distancia de la frontera y de un cuartel de fusileros suizos, que acudieron a la carrera al avión. Por desgracia, el artillero Hans Lindner había sido gravemente herido en la cabeza y fue rescatado con sumo cuidado de los restos del Heinkel, pero murió al día siguiente. Sus compañeros fueron internados.
El 4 de junio, mientras los británicos evacuaban Dunquerke, los Bf110 de la Zerstörergeschwader 1 y varios Heinkel 111 de la KG55 ejecutan las órdenes de Goering, multiplicando las violaciones del cielo suizo y las consiguientes alarmas aéreas y salidas de la caza helvética, que perseguirá dichas violaciones en la medida de sus posibilidades.

Un par de Bf109E suizos despegan para interceptar aviones enemigos.

 A las 14:22 suenan las alarmas. El jaleo empieza con un combate entre 12 Bf110 y la caza francesa sobre territorio galo, pero se va desplazando desde la zona de Pontarlier hasta la frontera suiza. Los dos tripulantes de un vetusto biplano de reconocimiento EKW C-35 de la FlKp 1, lieutenants Morier y Feldmeier, se encontraban patrullando las montañas de Jura y con tanto valor como escasas posibilidades, se lanzan al combate. La audaz intervención no tuvo más éxitos que mostrar el increíble arrojo de los suizos y su propia supervivencia. Algo más tarde, la caza suiza localiza un Heinkel 111 aislado, al que no llegan a atacar.

El biplano EKW C-35 conservado en el Flieger Flab Museum en Dübendorf, Suiza.
El intento de ataque con esta máquina a los Bf110 nos da idea del arrojo de los aviadores suizos.
 
En esos momentos, la Fuerza Aérea Suiza despliega todos su medios disponibles:
            A las 14:30 dos Bf109E de la FlKp 15 (1st. lieutenant Kuhn y lieutenant Erwin Aschwanden) despegan de la base d’Olten, seguidos a las 14:58 por otros dos Bf109E de la FlKp 6 (lieutenants Jean-Paul  Benoît y Alfred Wachter) procedentes de Thoune.
A las 15:03 dos Morane D-3800 (MS-406 suizos) de la Fl Kp 13 (1st. lieutenant Wittwer y lieutenant Heiniger) salen de Bözingen seguidos a las 15:15 por otro Bf109E, el de Aschwanden, que despega por segunda vez en menos de una hora.
A las 15:19 la Fl Kp 15 envía tres Bf109 (1st. lieutenant Homberger, lieutenant Friedrich Egli y 1st. lieutenant Rufer).
A las 15:23 dos Bf109 de la Cie.Av. 9 con base en Lausana (capitaine Pista Hitz y lieutenant Nipkow) ponen rumbo al macizo de Jura. La Fl Kp 15 se mantiene al pie del cañón, enviando a las 15:35 una nueva patrulla. Por si todo esto no fuese suficiente, más Moranes de la Fl Kp 14 y Bf109 de la Fl Kp 15 se echan al aire, aunque no llegan a establecer contacto con aeronave enemiga alguna.
 
Los “segundones” D-3800 se unen al combate.
La Fuerza Aérea Suiza no dudó en desplegar toda su caza.

Con semejantes fuerzas en juego, se monta un dogfight elegante. Dos pilotos de la Cie.Av. 6 y tres Bf110 entablan el primer combate; el lieutenant Benoît dispara contra el ala de uno de los Bf110, que inmediatamente efectúa un viraje en dirección a Francia. Benoît no puede comprobar el resultado de su ataque, pues los otros dos Bf110 se ponen a su cola y debe emprender una maniobra evasiva.
Los pilotos suizos empiezan a tomar consciencia de que están entrando en el juego alemán, trazado para llevarles a una trampa en la que les aguardan más Bf110 listos para dispararles. A lo largo de la tarde, los combates entran en un crescendo de violencia y complejidad. Los pilotos de la cruz blanca tienen que echar mano de toda su habilidad y experiencia para lidiar con los agresivos pilotos germanos, determinados a no dejarles marchar sin lucha, así como a tratar de llevarles al lado equivocado de la frontera.
Estos combates van mucho más allá de las intercepciones aisladas que los precedieron, con un carácter evidentemente premeditado y planificado.
            La patrulla de la Fl Kp 15 que ha despegado a las 15:35  se compone de dos Bf109D (con radios defectuosas) pilotados por el 1st. lieutenant Rudolf Suter y el lieutenant Rudolf Rickenbacher. Una vez sobre Saignelégier, Suter descubre una formación de tres aviones enemigos, a mayor altura. A pesar de que se da cuenta de que su punto no está con él, se lanza en persecución de los intrusos pero no consigue darles alcance y ha de regresar a base sin volver a localizar a su compañero. Lo encontrarán algo más tarde, en un campo cerca de Béocourt, a unos 30 km. del punto en que Suter se dio cuenta de su ausencia. La investigación revelaría que el joven piloto, con más de 1000 horas de vuelo, había disparado sus armas y su avión había sido alcanzado por disparos enemigos. Al saltar de su avión abatido, la tela del paracaídas se incendió, se desprendió del arnés y el joven piloto cayó de una fatal altura de 1800m.
 
El piloto de caza suizo lieutenant Rudolf Rickenbacher.
 
Rudolf Rickenbacher fue enterrado tres días más tarde, acompañado por una gran multitud que le rindió homenaje, además del reconocimiento del enemigo, que envió flores a su tumba. La corona fue enviada por el Mariscal Goering, que fue airadamente increpado por el pueblo suizo, poco receptivo a esa clase de gestos “caballerescos”.
Además de sufrir la única baja de la jornada, la Fl Kp 15 fue la más activa aquel día, con sus 13 aviones en el aire.
          Los Morane D-3800 tuvieron un papel secundario en los combates del día 4, pues sus pilotos aún estaban en proceso de aprendizaje con ese modelo. El único éxito atribuido a los D-3800 en 1940 es una victoria probable compartida, acaecida el mismo día 4. El lieutenant Ewald Heininger de la Fl Kp 13 (D-3800 / J-34) y su punto se unen a una patrulla de 5 Bf109 que combaten contra un grupo de 8 Bf110 que habían atravesado la frontera por la zona de Saignelégier. En el curso de la lucha, Heininger y el 1st lieutenant Wittwer atacan repetidamente a un Bf110, pero no pueden comprobar el resultado de los disparos.

 Los Morane de fabricación suiza (D-3800) llegaron a disparar contra los Bf110, pero no pudieron comprobar los daños que causaron.
 
En ambos bandos se aprecia el auge de los combates: Dos Bf110 caen a tierra y los suizos encajan el primer derribo y muerte de un piloto. Además muchos Bf110 resultaron dañados, así como unos 12 Bf109 suizos. El balance resultó meritorio para las alas suizas, ya que se enfrentaron en una proporción desfavorable de casi 2:1. Un resultado premonitorio de la total incapacidad que los Bf110 mostrarían en la Batalla de Inglaterra frente a los cazas monomotores. Un avión alemán llevaba a bordo una orden que afirmaba “lleven a los suizos a combatir y destruyan tantos cazas como puedan”. Las sospechas de los pilotos helvéticos quedaban confirmadas.
 
La Luftwaffe busca la revancha

“El Imperio contraataca”: Un Bf110 se cierne sobre el  biplano suizo C-35.
 
El sábado 8 de junio a las 11:30 de la mañana, tres Bf110 alemanes atacaron un anticuado biplano de reconocimiento suizo, un EKW C-35, sobre Pruntrut, en las montañas Jurásicas. se trataba de los Bf110 de la II./ZG 1. Seguían las órdenes del Kommandant del Fliegerkorps V, General Robert Ritter Von Greim, exhortando a sus cazas pesados a disparar contra todo monomotor que encontrasen. Era un paso más en su estrategia de llevar a la caza suiza a una trampa tendida por fuerzas superiores. De hecho, sólo esa jornada, se contabilizó un mínimo de 113 violaciones aéreas sobre Suiza.
            El venerable C-35 atacado no tenía la menor oportunidad y los cazas pesados alemanes lo derribaron matando a sus dos tripulantes, piloto Leutnant Rodolfo Meuli y observador Oberleutnant Emilio Gürtler de la Fliegerkompanie 10. Los proyectiles alemanes les alcanzaron mortalmente en cabeza, cuello y espalda antes de estrellarse con su avión. No les dio tiempo ni a quitar los seguros de sus armas; además, hubo testigos que afirmaron ver a los aviones alemanes ametrallando los restos destrozados de avión y tripulantes.

El pesado armamento del Bf110 destroza el C-35 y a sus ocupantes.

La noticia corrió como la pólvora entre los pilotos suizos, declarando la alerta todas las unidades y despegando 15 Bf109 de la Cp av 6, Flkp 15 y 21, con todos sus pilotos ardiendo en deseos de vengar a sus camaradas. Los 30 bimotores germanos de la ZG 1 esperaban pacientemente la prevista respuesta de la airada caza suiza, con intención de atraerlos al lado malo de la frontera, para justificar la intervención de fuerzas aún superiores.
            Los Bf110 montaron su emboscada estableciéndose en tres círculos defensivos, a 2000, 4000 y 6000m. A los mandos del Bf109 J-328, el 1st lieutenant Homberger, de la Flkp 15, es la primera víctima de la trampa. En el momento en que sale de una nube, es atacado por un Bf110, que se lanza en su persecución, en un  vertiginoso picado que termina en las copas de los árboles. Alcanzado por los disparos en pulmón y pelvis, salva la vida gracias a su monedero, que detiene una tercera bala que le hubiese matado. Con una perfecta combinación de fortuna y habilidad, pudo esquivar el resto de ataques y aterrizar en Bözingen... ¡Herido y con una sola rueda! Los disparos habían dañado el sistema hidráulico. A pesar de todo, logró aterrizarlo, para perder la consciencia una vez detenido su Bf109.

Los impactos en el Bf109 de Homberger que causaron sus heridas.

Rudolf Homberger y su Bf109 quedaban fuera de combate (el avión contaba 34 agujeros, además de los daños del aterrizaje), pero un Zerstörer aterrizó muy dañado en Réchésy.
En cuanto al Zerstörer que persiguió y disparó contra Homberger, fue perseguido a su vez por un camarada suyo, 1st lieutenant Kuhn. Este disparó contra el caza bimotor alemán, matando al piloto, unteroffizier Alois Scholz y provocando la caída del avión en las cercanías de Triegen, a las 12:55. El ametrallador trasero, obergefreiter Walter Hoffmann, saltó en paracaídas. Otros dos Bf110 persiguieron a su vez al B109 de Kuhn, que escapó a toda velocidad con el avión un tanto agujereado.
En lo alto, el cielo se llenaba de trazos mortales, a veces contra cruces blancas y a veces contra cruces negras.
          Las negras recibieron más balazos, cuando el lieutenant Streiff (Fl Kp 21) derribó otro Bf110, cuyo ametrallador saltó también en paracaídas, pero éste se enganchó al timón y arrastró al desgraciado aviador a la muerte.

 Los aviadores suizos desbaratan el plan alemán.

Un tercer Bf110, averiado por la acción conjunta de cazas y antiaéreos, aterrizó forzoso en Oberkirch y su tripulación fue internada en Kiental. Los cazas de la Flugwaffe dispararon contra un cuarto Bf110 sin llegar a derribarlo, pero sus tripulantes se llevaron de recuerdo unas balas en el cuerpo, que les harían visitar el hospital. Entre los que no volvieron a su base se encontraba el propio staffelkapitän Gerhard Kadow.
Otras fuentes elevan las pérdidas alemanas del 8 de junio a 5 bimotores. En todo caso, con una proporción de dos a uno, los pilotos suizos habían demostrado que a los Zerstörer les sentaban muy mal los aires helvéticos; su trampa se había vuelto contra ellos.
        El revelador balance final de los combates de aquel verano fue de 11 aviones perdidos por Alemania y 2 por Suiza, junto con tres tripulantes muertos. Pueden parecer cifras anecdóticas comparadas con las que se darían más adelante en la vorágine de destrucción que implicó la 2ªGM, pero en aquellos momentos fueron el resultado de toda la fuerza que cada nación lanzó al combate.


El combate político 

        Todos estos combates aéreos y sus resultados tuvieron su eco en las altas esferas políticas de cada país. Hay que recordar que las violaciones aéreas germanas no fueron casuales o debidas a errores. Basta comparar dichas intrusiones con las del resto de contendientes:
Francia:        3
Italia:         10
Alemania:  233
Con la “templanza” que le caracterizaba, Adolf Hitler estaba furioso al ver que su poderosa Luftwaffe estaba siendo vapuleada por la Flugwaffe suiza... ¡y mediante cazas alemanes! Alguien con un complejo de superioridad como el suyo, odiaba a los suizos, su independencia y su democracia (ya nos gustaría en muchas democracias “aparentes” ser una así). En agosto de 1942 llegaría a definirlos como una espinilla en la cara de Europa.                        

Todas las jornadas de combates se saldaron negativamente para la Luftwaffe.

A medida que los mencionados combates aéreos sobre Suiza se iban resolviendo muy mal para Alemania, su diplomacia actuó protestando oficialmente ante Suiza el 5 de junio. El día siguiente, Herman Goering, jefe de la Luftwaffe, añadió sus protestas a las diplomáticas, argumentando que la mayoría de aviones alemanes implicados en los combates se encontraban sobre suelo francés y los que hubiesen entrado en el espacio aéreo suizo, lo habrían hecho por error. Alemania exigía a Suiza compensaciones económicas y disculpas a nivel oficial respecto a lo sucedido.
            Como hemos visto, tanto las intrusiones alemanas como la enérgica defensa suiza siguieron adelante, de modo que Alemania emitió una segunda comunicación el día 19, aún más amenazadora, en la que calificaba los combates aéreos que se venían produciendo como casos de agresión flagrante, que de seguirse dando, llevarían a Suiza a tener que afrontar sanciones y venganza por parte alemana.
        A pesar del exitoso y casi sorprendente resultado de los combates, los números cantaban: Suiza contaba con una fuerza de 380 aviones y Alemania con 4000. Un enfrentamiento abierto era insostenible.

Monumento a Henri Guisan en Avenches,
 jefe de las Fuerzas Armadas Suizas durante la 2ªGM.
 
            El día siguiente, 20 de junio, Henri Guisan, comandante en jefe de las Fuerzas Armadas Suizas, dio órdenes de cesar las intercepciones de aviones extranjeros en las áreas fronterizas y el 1 de julio el Consejo Federal se disculpó por las posibles violaciones de espacio aéreo de los cazas suizos, si bien no reconocía que esto hubiese llegado a ocurrir. El 16 de julio Alemania declaró que los incidentes quedaban archivados.



Así finalizaban los fieros y poco conocidos combates que los suizos sostuvieron contra la Alemania nazi aquel verano. Porque despegarían más adelante para tirar de las orejas a muchísimos aviones del Eje y Aliados que sobrevolarían su país.
 Pero ésa es otra historia...

¡Saludos desde EL HANGAR!

Firebrand



4 comentarios:

  1. Brillante exposición, de un episodio muy poco conocido, de difícil resolución, pues ambos contendientes se necesitaban, sobretodo a Suiza como agente pagador de las compras del eje. Es relevante el hecho de que las mejores versiones de los Dewoitine sirviesen en Suiza y no en Francia. Lo que queda claro, es que ser vecino de Alemania era algo muy duro. Te agradezco mucho esta entrada.

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    1. Me alegra de veras tu comentario. Ha sido una entrada complicada, pues como dices, es un episodio tan poco conocido como muy interesante. Así que las (pocas) fuentes que he conseguido encontrar, incurrían en contradicciones o estaban en francés, idioma que controlo muy poco, pero que afortunadamente es muy similar al nuestro.
      Me parece que te confundes con los "Dewoitine". Los aviones suizos de origen francés son "Morane-Saulnier" construidos en Suiza, del tipo MS406 y otras versiones, sólo que en Suiza se llamaban D-3800.

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  2. Si, eso, que torpe, Especialmente me refería al MS450 que carecía de entelados y disponía de algo más de potencia. Es que los años no perdonan.

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    1. Tú tranki... que errar es humano. Tal vez se agrave con los años, pero no tienen para nada la exclusiva.

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